Realmente nunca he sido un tío de vinos. Qué coño, nunca he sido gran fan de las bebidas alcohólicas, pero para todo hay un principio…
Desde chinijo, en mi familia y en mi tierra, el vino ha sido gran protagonista. Historias de guachinche. De cómo mi madre se colaba con mi padre en antros que sólo frecuentaban hombres a beber. De hacer alguna parada de rigor para probar el vino nuevo de Perico el del Valle. De romerías, tradiciones y celebraciones. Pero ahí he estado yo sin beber un carajo.
– ¿Para qué? ¡El vino sabe a rayos!
Llegó el momento en el que empecé a beber vinos muy suaves y afrutados, semi-dulces. Me llegaron hasta a gustar.
Una cierta cata en el sótano forrado de ladrillos de una cierta vinoteca de Madrid me abrió las puertas a un mundo que jamás podré dejar de descubrir y tengo tres secretos que han hecho que para mi, beber vino se convierta en pasión. Una es el hecho de encontrar una vinoteca en la que te hagan sentir como entre amigos y a un enólogo que tenga la capacidad de transmitirte su pasión por el vino. Lo segundo es encontrar una fuente de información con la que poder aprender lo más básico, poder entrar en un mundo caótico con un mapa en la mano. Y finalmente, lo tercero es tener la capacidad para ir guardando un registro de los vinos que voy probando y catalogarlos, escribir reseñas, …
¿Vinoteca o club social?
Hace un tiempo, mi familia abrió una vinoteca bastante molona que se ha convertido en nuestro lugar de reunión para ciertas celebraciones. Es por eso por lo que me siento en casa cuando visito una tienda de vinos.
En Madrid he encontrado otra donde, como en Cheers, el tío se sabe mi nombre y mis gustos.
¿Qué tal Rafa? ¿Te gustó el Mencía? – me preguntaba el otro día. Y si, ciertamente, había vuelto a acertar con su recomendación.
Una de las claves para explorar el mundo del vino es la persona que te coja la mano y te guíe por un mundo infinito famoso por lo imposible que resulta estar al día. En tu vinoteca de confianza, lo único que quieren es que les hagas preguntas y que estés dispuesto a ponerle oreja a lo que tiene que contarte acerca de los blancos de La Rioja o los vinos de etiqueta que sólo venden por los ojos.
Vino en la mesilla de noche
Cuando empecé a interesarme por el mundo del vino, busqué información en internet (como todos) y me empapé de todo lo que la gente tenía que contarme. Pero lo que más me ayudó fue un libro en el que te convencen de que el vivir el vino está al alcance de cualquiera y que los snobs del vino son la peor especie sobre la faz de la tierra. Vino para Dummies de Ed McCarthy y Mary Ewing-Mulligan, de esa serie de libros que parecen de vacilón y lo son, es una herramienta indispensable para cualquiera que quiera disfrutar y estar libre de culpa por no tener un chavo para invertir en vino. Gracias a ese libro aprendí cada uno de los detalles de cada una de las variedades del viejo mundo (Francia, España, Italia…) y del nuevo (EEUU, Chile, Australia…) también. De lo que es un coupage, de que oler el corcho no sirve para nada, de cómo empezar una colección…
Pero lo más importante, de lo divertido que es descubrir un nuevo vino, de cerrar los ojos con el segundo trago de tu vino favorito y dejar que juegue en tu boca.
Vino en tu bolsillo
El tercer secreto es la alternativa a una cosa que me ha rondado ya mucho tiempo la cabeza, sobretodo desde que lanzamos Shoppiic. Se trata de una app (que por ahora es sólo iOS) llamada Delectable.
Por su sencillo funcionamiento, Delectable es como si fuera el Instagram de los amantes del vino. La única diferencia (y es lo que lo hace único) es que tiene un sistema de reconocimiento de imagen que identifica en cuestión de minutos el vino que estás bebiendo, aplicándole una serie de etiquetas como variedad principal o lugar de origen aparte claro está de nombre, bodega o añada.
Tiene un sistema valoración de 1 a 4 para cada vino que pruebas, un sistema de seguidor/seguido por el cual tener controlados los vinos que beben tus amigos, recomendaciones de la app en base a lo que has dicho que te gusta un vino y un catálogo de regiones vinícolas que has probado.
Si tienes un iPhone y eres amante del vino, es una herramienta brutal. ¡Aquí les dejo mi perfil de vinagre!